PASCUAL DEVESA, Ángel (Finestrat, 1890-Alicante, 1950). En la ciudad de Alicante, durante los años de la II República, predominaba en la política local un grupo de ciudadanos pertenecientes a una pequeña burguesía progresista, afiliados a partidos republicanos, miembros en muchos casos de la masonería, que se implicaron con entusiasmo en la labor modernizadora del nuevo régimen y abordaron una serie de cambios y mejoras urbanísticas –el desmonte de la Montañeta, la urbanización de la playa de San Juan–, así como la solución del problema de la enseñanza en la localidad, y participaron activamente en la vida cultural y en las fiestas de la ciudad. Eran, entre otros muchos, Lorenzo Carbonell, Franklin Albricias, Antonio Pérez Torreblanca, Eliseo Gómez Serrano, Jerónimo Gomáriz, Juan Estruch, Álvaro y Fermín Botella, Antonio Eulogio, Agustín Mora, etc. El triunfo del franquismo en la guerra civil dispersó a este grupo y destruyó esa labor iniciada el 14 de abril de 1931.

A esa burguesía progresista pertenecía Ángel Pascual Devesa. Su padre era farmacéutico y se instaló en Alicante, donde residió Ángel desde su infancia. Tuvo tres hermanos, Anita, Josefina –farmacéutica– y Andrés; éste último, médico como Ángel y también afiliado a IR y miembro de la masonería, murió el 25 de mayo de 1938, en el conocido como «bombardeo del mercado», que le sorprendió en su domicilio, en la calle San Francisco, donde estaba instalada la farmacia de su padre y en la que trabajaron Josefina y Anita. Casado con Vicenta Megías, Ángel Pascual tuvo cinco hijos, de los que llegaron a la edad adulta solo tres, Vicente, Ángel y Tomás, médicos también todos ellos. Tomás casó con Emma Gómez Martínez, hija de Eliseo Gómez Serrano, uno de los íntimos amigos y correligionario de Ángel Pascual.

Ángel estudió el bachillerato en Alicante y se licenció en Medicina en Valencia, a los 21 años de edad. Opositó a la Beneficencia Municipal y se especializó en puericultura, siendo también médico de la RENFE y del Reformatorio de Adultos. Entre 1932 y 1935, fue Decano del Colegio de Médicos, colaborando en las sesiones científicas de la Sociedad Médico-Quirúrgica.

En 1930, era vicepresidente primero del Ateneo de Alicante, lugar de encuentro de las personas de clara filiación progresista y republicana, que desarrolló su actividad durante la Dictadura de Primo de Rivera y la II República en paz, y que al estallar la guerra civil, trasladó sus instalaciones a la mansión de los Marqueses del Bosch, en la calle de Villavieja, siendo entonces dirigidas sus actividades, mucho más comprometidas, por la Alianza de Intelectuales Antifascistas, que desarrolló el programa cultural «Altavoz del Frente», para movilizar a la retaguardia en la defensa de la República. Entre los animadores del Ateneo estuvieron José Guardiola Ortiz, Franklin Albricias, Álvaro Botella, Óscar Esplá, Eduardo Irles, Juan Vidal Ramos, Francisco Figueras Pacheco, Julio y Germán Bernácer, José Juan Pérez, Rodríguez Albert, Juan Guerrero Ruiz, Ángel y Josefina Pascual Devesa, Eliseo Gómez Serrano, Miguel López González, José Ramón Clemente, Antonio Blanca, Rafael Millá, todos ellos destacados personajes de la vida cultural, social y política alicantina en los años treinta.

Muchos de estos intelectuales dieron conferencias en el Ateneo sobre temas de su especialidad y así se trataron en su sede cuestiones de gran actualidad en esos momentos: la teoría de la relatividad, la eutanasia y la eugenesia, la teosofía, el feminismo y el divorcio, la educación sexual, la influencia del ambiente sobre el delincuente, etc. Además, el Ateneo organizó homenajes diversos y ciclos dedicados a Beethoven, Jacinto Benavente, los hermanos Quintero, Gabriel Miró, Óscar Esplá, Goya, etc. Asimismo, pasaban por el Ateneo cuantos intelectuales de reconocido prestigio visitaban, por unas u otras razones, Alicante: la actriz Margarita Xirgu, Miguel de Unamuno, Rafael Alberti y Mª Teresa de León, Miguel Hernández y Ramón Sijé, Margarita Nelken, Luis Jiménez de Asua, Carmen Conde, Augusto Barcia, Mariano Ruiz Funes, Hildegart Rodríguez, el dirigente republicano Marcelino Domingo y el socialista Rodolfo Llopis. Asimismo, colaboraron constantemente con el Ateneo Rafael Altamira y Óscar Esplá que, junto a Gabriel Miró, eran los alicantinos más destacados en el terreno cultural.

Charla de Hernández Catá en el Ateneo de Alicante. A la izquierda, Ángel Pascual Devesa y Eliseo Gómez Serrano; a la derecha, el músico José Juan Pérez.

El Ateneo contaba con una sala de exposiciones, donde Emilio Varela fue desarrollando toda su trayectoria pictórica, con muestras casi anuales de su producción, sus retratos y autorretratos, sus paisajes de Aitana, la Marina y la ciudad de Alicante, y su visión del barrio antiguo y del puerto y el Paseo de los Mártires de la Libertad, captados estos últimos desde la terraza del propio Ateneo. Junto a él, expusieron en el Ateneo pintores y escultores ya reconocidos, como Lorenzo Aguirre, Heliodoro Guillén, Adelardo Parrilla o Fernando Cabrera, junto a quienes entonces comenzaban a despuntar en el ambiente artístico alicantino: Gastón Castelló, Manuel Baeza, González Santana, Adrián Carrillo, Melchor Aracil, José Pérezgil y el fotógrafo Ángel Custodio, La actividad musical era también muy destacada y por el Ateneo pasaron los pianistas Rodríguez Albert, Rafael Casasempere y Gonzalo Soriano, el violinista Telmo Vela, Joaquín Rodrigo o Agapito Marazuela. Precisamente desde el Ateneo surgió, en 1927, la Orquesta de Cámara de Alicante que dirigía José Juan Pérez y que debutó al año siguiente en el Teatro Principal. Asimismo se gestó allí el primer cine-club, impulsado por Antonia Blanca y José Ramón Clemente, que dedicó sesiones a Charles Chaplin y W.G. Pabst.

Ángel Pascual estaba muy ligado al mundo de les Fogueres, a cuya gestora perteneció en los años de la República y presidió en 1936: colaboró en muchos «llibrets», actuó como mantenedor en la elección de la Bellea del Foc y participó en otras numerosas actividades de la fiesta alicantina. Escribió poesía y estrenó algunas obras de teatro, y fue asiduo colaborador de varios periódicos alicantinos: Letras Levantinas, El Luchador, El Tío Cuc, Lucentum y Diario de Alicante, que contribuyó a adquirir en 1930.

Fundador en Alicante de Acción Republicana, en 1930 fue elegido vicepresidente de la Junta provincial de Alianza Republicana y se incorporó en octubre a la Junta Nacional de dicha organización. En marzo de 1931, fue nombrado presidente de Alianza Republicana en Alicante. Propuesto como candidato de Acción Republicana en las elecciones a Cortes Constituyentes de 1931, no resultó elegido. Se incorporó después a Izquierda Republicana, de la que fue presidente de la Junta municipal de Alicante. En 1936, fue el candidato que obtuvo mas votos para compromisario en la elección del presidente de la República.

Miembro de la Logia «Constante Alona», con el nombre simbólico de Asclepiades. Fue Presidente de la Agrupación Regionalista Alicantina, que se constituyó en 1933 como una para «entidad de carácter apolítico, que ha de encaminar sus actividades a la exaltación del País Valenciano» y cuyo objetivo era «la reivindicación del regionalismo, que, por serlo, ya es eminentemente español». Esta asociación se impulsó desde el semanario El Tío Cuc y en su directiva figuraban también otros miembros de la burguesía alicantina, republicanos y masones en muchos casos.

Ángel Pascual fue detenido a los tres días de terminar la guerra civil y encarcelado en el Reformatorio de Adultos, donde trabajaba anteriormente, y donde continuó desarrollando su labor, atendiendo a muchos reclusos, entre ellos a Miguel Hernández. Fue depurado en el Ayuntamiento alicantino y separado de su puesto de médico municipal «por apoyar a los gobiernos marxistas y masones». El Tribunal especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo le condenó a 12 años de reclusión menor. Al salir de la cárcel, fue desterrado a Valencia, desde donde envió alguna colaboración, con pseudónimo, a Radio Londres.

Fue detenido de nuevo en 1947 bajo la acusación de intentar recomponer Izquierda Republicana en Alicante, y condenado de nuevo, por el delito de rebelión, a la pena de un año y seis meses de reclusión, siendo encarcelado en Chinchilla y Ocaña. En su informe al Gobierno Civil, la policía recordaba la constante vigilancia que se ejercía sobre «este individuo», que hacía frecuentes viajes a Madrid que se creía estaban en relación con su condena por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo, pero que en realidad le daban la oportunidad de ponerse en contacto con una organización clandestina existente en esa ciudad, «Alianza Republicana», que fue descubierta y en consecuencia, Ángel Pascual detenido en Alicante junto a Rafael Pagán Navarro. Desde mayo de 1947, y «en reiteradas ocasiones», se ordenó su traslado desde el Reformatorio de Alicante a la Dirección general de Seguridad, a disposición del Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo, pero el traslado no se efectuó por encontrarse ya enfermo. Finalmente, el 26 de junio de 1948, y en atención a la gravedad de su enfermedad, la Dirección General de Prisiones autorizó su puesta en libertad condicional Poco después, en junio de 1950, moría en Alicante en su finca «Villa Vicenta», a los sesenta años.

Francisco Moreno Sáez