JOVER CÁNOVAS, Remedios
(Orán, 1899-His [Francia], 1985)
Remedios Jover Cánovas, Remedios “La Casera”, conocida también por la Teniente Remedios, fue una de las pocas mujeres que ocuparon un cargo oficial con mando en el Ejército de la República, desde los primeros meses de la guerra civil hasta su salida al exilio cruzando la frontera francesa en febrero de 1939. Representa por ello, uno de los pocos ejemplos de permanencia de la mujer en el ejército, pues en octubre de 1936, por un decreto del Gobierno de Largo Caballero se remitía a las mujeres milicianas a tareas en la retaguardia. Excepcionalmente, Remedios Jover, siguió formando parte del Estado Mayor bajo las órdenes del Comandante, Manuel Tagüeña Lacorte, hasta los últimos días del éxodo militar y civil de febrero de 1939.
Mª Teresa Remedios Jover Cánovas nació en Ain El Turk (Orán) el 16 de marzo de 1899. Sus padres Ramón y Remedios habían emigrado a Argelia para trabajar a este país como mano de obra agrícola. En 1906 la familia regresa a Novelda (Alicante) de donde eran oriundos y, a través de un rico terrateniente de esta ciudad, Eleuterio Abad, con posesiones de tierras en Petrer, fue como los padres de Remedios se trasladan a trabajar de encargados o caseros de una de sus propiedades. De esta actividad realizada durante cerca de diez años le vendrá el apodo de “Les Caseros”.
Remedios, se incorporó al mundo del trabajo en la conocida fábrica de lonas que Vicente Castelló y Cía. habían puesto en funcionamiento en Petrer aprovechando las aguas del rio Vinalopó. Las continuas luchas contra la explotación, las huelgas y reivindicaciones laborales en esta fábrica textil son la primera escuela para Remedios en la dura realidad de la explotación capitalista de principios del siglo XX.
Cerrada la fábrica de Castelló y Cía. en 1921, Remedios aprende el oficio de aparadora y comienza a trabajar en la importante fábrica Calzados Luvi S.A.de Petrer. Esta fábrica daba trabajo a varios cientos de trabajadores y se distinguía, entre otras cosas, por gran combatividad llevada a cabo durante los últimos años de la Dictadura de Primo de Rivera y la II República. Aunque sabemos que Remedios participó en los movimientos sociales de protesta y que su padre militaba en las filas socialistas no tenemos la seguridad para afirmar que estuviera afiliada a algún partido político o sindicato. Sí hemos constatado que durante la importante huelga del calzado en julio de 1936, Remedios Jover, formaba parte de una Filarmónica improvisada que con un carro recorría andando por la provincia, en busca de fondos para apoyar a las familias de los huelguistas. El golpe de estado de julio les obliga a regresar apresuradamente. Corría el año 1936, Remedios había cumplido 37 años en marzo, era madre de dos hijos, Miguel y Ramón, y su marido había desaparecido unos años antes, sin dejar ningún rastro.
Sabemos que sólo diez días después que los militares se rebelaran en Melilla, Remedios Jover ya formaba parte del improvisado ejército voluntario que combatía en la defensa de Madrid. Un buen número de jóvenes de Petrer de la Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), entre ellos, Francisco Beltrán y Bonifacio Mollá, junto con otros amigos y compañeros de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) como Vicente Aracil estaban encuadrados en la 8ª Cía. del Batallón Octubre 11 que mandaba Fernando de la Rosa. Su destino la Sierra de Guadarrama (sector de El Escorial). La revista del frente Octubre, correspondiente al mes de agosto de 1936, saluda la incorporación de Remedios de este modo:
¡Magnífico ejemplar Remedios Jover, mujer del pueblo auténtico, se ha incorporado al batallón “Octubre”…es un modelo en el que deben de fijarse todas nuestras compañeras…
REMEDIOS JOVER, MODELO MILITANTE
La mayoría de los historiadores coinciden en afirmar que los combates librados en el frente de Guadarrama durante los primeros meses, fueron de los más feroces y sangrientos de la guerra. Se trataba de un ejército de milicias, formado por carpinteros, zapateros, estudiantes… mal armados y sin preparación militar; pero con un elevado compromiso político, hasta el extremo de poner en riesgo la propia vida por defender un ideal. Distintos testimonios de compañeros de armas de Remedios cuentan que en momentos difíciles y de peligro, Remedios les arengaba y animaba a salir de la trinchera y combatir; en otros momentos, cargaba de los heridos o enterraba a los muertos. Por su valor en combate Remedios Jover fue ascendida el 3 de septiembre al grado de Sargento.
Manuel Tagüeña, en su libro Testimonio de dos guerras , escribe:
“El día 15 de septiembre empezamos a preparar el contraataque [Cabeza Lijar]. Lo iban a realizar compañías de nuestro batallón entre ellas una de alicantinos… pronto vimos casi en la cima a Remedios, una alicantina, luego ascendida a teniente agitando una manta roja…De noche cuando renació la calma vi que estaba rodeada de los alicantinos que quedaban vivos: no eran más que diez en la Compañía, todos sus oficiales habían muerto; Remedios había sido también gravísimamente herida en la cabeza…
La herida en la cabeza la había dejado inconsciente y durante los primeros momentos fue dada por muerta, hasta el punto que unas horas más tarde, un telegrama llegaba a las manos de su familia de Petrer comunicando la triste noticia. Quiso el azar que un soldado advirtiera un leve movimiento en la cabeza y alertó que Remedios todavía vivía.
Inmediatamente fue ingresada en un hospital de El Escorial donde curaron las heridas. Pocos días después, el 28 de septiembre fue ascendida al grado de teniente, cargo que mantendrá hasta el final de la guerra. Durante la convalecencia sus dos hijos pequeños, Miguel y Ramón pudieran visitar a su madre y convivir varias semanas con ella. Dada de alta el 31 de octubre se incorpora a la 30 Brigada Mixta perteneciente a la 2ª División del Ejército del Centro; formada por varios batallones, entre ellos el Octubre 11. El Comandante en Jefe Manuel Tagüeña certifica a finales de 1936 el ascenso de Remedios, da cuenta de su comportamiento heroico y en el mismo documento comunica su cese en el ejército “por la exclusión de mujeres en sus plantillas”. Sin embargo como ya hemos afirmado, Remedios continua en las filas del ejército formando parte del Estado Mayor de Manuel Tagüena hasta el final de la guerra.
En agosto de 1937 tenemos constancia de que continúa en el sector de El Escorial y de que ocupa un cargo en el abastecimiento de víveres y suministros para la compañía. También sabemos que en ocasiones, se traslada a su pueblo natal de Petrer así como a otros de la comarca para aprovisionarse de ropa, jabón, uva, tabaco, anís de paloma… Su breve estancia era aprovechada por las madres y familiares de los soldados para confiarle paquetes y cartas que Remedios cuidaba con esmero para que llegasen a sus destinatarios. En Petrer se hizo famosa una canción compuesta en su honor en la que se ensalzaba su valor y su grado de teniente. Francisco Mollá Montesinos, reconocido poeta y compañero de la 30 Brigada escribió un poema para sus hijos con motivo del cumpleaños de uno de ellos. También su compañero de brigada Fernando Verdú le dedicó un poema con motivo de su traslado a otra unidad. En dicho poema la evocación como madre protectora y su valentía en combate muestra el camino de la victoria, se mezclan con el agradecimiento y despedida.
En este mes de agosto, M. Tagüeña fue ascendido a Jefe de la 3ª División y por su libro de memorias sabemos que en su Estado Mayor le acompañaba Remedios. Durante los meses estivales la nueva División de la Teniente Remedios se dedicó a la organización e instrucción en la zona de Madrid. A principios de diciembre del mismo años se forma la División Táctica de Reserva con el Estado Mayor de Tagüeña, además de varias Brigadas Mixtas que pronto se convertirán en una Unidad de Choque Especial Una vez trasladada la unidad al frente de Aragón será cedida momentáneamente al XV Cuerpo de Ejército bajo el mando Enrique Lister, según el estudio realizado por la licenciada en historia, Esther Gutiérrez Escoda, de la Vilella Alta de Tarragona.
En abril de 1938, el Estado Mayo de la 3ª División se encuentra en Escaladei, lugar situado en la comarca de El Priorat de Tarragona. La población civil de la Vilella Alta, pueblo donde estaban las cocinas y la intendencia, recuerdan todavía como la Teniente Remedios ayudaba a la población civil dándoles ropa y alimentos; su solidaridad con la gente necesitada le hizo muy popular y se cantaba una canción que entre otras cosas decía: ¡No hay más Remedios que la Teniente!, según escribe la citada historiadora, Esther Gutiérrez.
La comida y los pertrechos suministrados por la Intendencia del Estado Mayor de la 3ª División no fue infalible como “remedio” de la Teniente Remedios para ganar la Batalla del Ebro. A finales de 1938 el ejército inicia un repliegue hacia la retaguardia dejando atrás la comarca de El Priorat. En febrero de 1939 los militares del Ejército del Ebro cruza en retirada la frontera con Francia por el paso de Port Bou, entre ellos camina Remedios Jover hacia un largo exilio.
Durante los meses de reclusión en el campo de concentración de Argeles-sur- Mer conoció al que iba ser su marido, Tomás Gómez, un exiliado español con el que tuvo una hija llamada, Elisa. Cuenta su hijo Ramón que pudo exilarse a Rusia o México, sin embargo, decidió quedarse en el sur de Francia para estar más cerca de sus hijos y su familia. El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la entrada de Francia en el conflicto trajo como consecuencia para su marido, Tomás, y el resto de los exiliados el alistamiento forzoso en la Legión Extranjera o en las Compañías de Trabajadores que abrían caminos o fortificaban la frontera como la conocida “Línea Maginot”, para detener el avance de los tropas alemanas. Tomás Gómez fue detenido y enviado a Normandía. Pudo escapar y refugiarse en París, donde fue detenido de nuevo. Estos años y los inmediatos siguientes a la Segunda Guerra Mundial son los menos conocidos de la vida de Remedios, aunque, por el testimonio de sus hijos sabemos que la Teniente Remedios, una vez terminada la contienda asistía en la ciudad de Toulouse, donde temporalmente vivieron, a los mítines de Dolores Ibarruri, “Pasionaria”., o de Rodolfo Llopis.
Acabada la guerra, durante años, Remedios trabajó limpiando colegios y viviendas particulares y no se le conoce actividad política alguna; sin embargo su hija Elisa cuenta que era muy modesta en todos los aspectos de su vida y “hacía muchas cosas por ayudar aunque no las contaba”. Años más tarde, fijó su residencia en un pequeño pueblo de montaña llamado His, a sesenta kilómetros de Toulouse, cerca de frontera española con Andorra.
En 1971 regresó por primera vez a España y una vez en Petrer habitó en una discreta casa de campo en previsión de posibles represalias. Reconoció que se encontraba después de treinta y dos años en su pueblo por una pequeña pinada situada a la entrada, todo lo demás, seguramente, lo encontraría cambiado. Remedios volvió a Petrer en varias ocasiones, una vez muerto Franco en 1975. Las fiestas de Moros y Cristianos le encantaban, seguramente por ver en ellas la representación de una guerra incruenta, entre dos formas de ver el mundo y que no termina en tragedia. Remedios la Teniente, la heroína desconocida, la madre y ejemplo de lucha por unos ideales de justicia murió en 1985 y está enterrada en su pueblo de His en Francia.
Bonifacio Navarro Poveda