ESPÍ REIG, Salustiano (Petrer, 1915-Alicante, 1939). Nacido en Petrer en el año 1915, fue el menor de sus cuatro hermanos. Su padre era jornalero agrícola, aunque años después pudo acceder al arriendo de una pequeña finca que trabajaba con la ayuda de su mujer y sus hijos. El hermano mayor de Salustiano, José Espí, cuenta en sus memorias que “la finca no prometía mucho…. No tuvimos suerte, la aridez del tiempo y las tierras malas agravaban nuestra situación… el pobre [el padre] tenía que padecer para conseguir una arroba de harina. Como las condiciones de la tierra y el factor tiempo no nos fueron favorables, mis padres optaron por romper el compromiso y nos trasladamos al pueblo para trabajar en los zapatos”.
De los hermanos, sólo el mayor, Pepín, estaba afiliado a la CNT. Ángel, Vicente y Salustiano pertenecían a las Juventudes y al Partido Socialista. Salustiano además de trabajar como cortador en una fábrica de calzado, ayudaba a su hermano mayor en la tarea de operador de cine en la cabina del Gran Cinema de Petrer. Vicente, uno de los hermanos, desapareció durante la guerra civil. Aunque alguien dijo a la familia que fue fusilado por el ejército de Franco en las tierras del Maestrazgo, hasta la fecha nadie ha podido conocer con exactitud su paradero ni los detalles de su trágico final.
Salustiano Espí ocupó el cargo de Secretario Local de las Juventudes Socialistas Unificadas de Petrer, JSU, en 1936. Probablemente participó, junto con otros jóvenes de su generación, en una importante concentración comarcal de las Juventudes Socialistas celebrada en el teatro Castelar de Elda en el mes de mayo de 1936, así como en su posterior desfile desde el teatro a la Casa del Pueblo. La JSU reivindicaba el logro de los plenos derechos civiles a la edad de los dieciocho años. El Frente Popular había vencido en las elecciones de febrero de 1936 y todos los rumores apuntaban que la derecha y los militares preparaban un golpe de estado.
A los pocos días de producirse el alzamiento militar, y ante la quiebra de los poderes del Estado, Salustiano se convirtió en miliciano armado al servicio del Frente Popular, defiendo lo que queda en pie del gobierno legal de la República. Sabemos que participó en la detención de un empresario relevante del pueblo, y que éste fue puesto en libertad poco tiempo después sin haber sufrido violencia ni malos tratos. En el Consejo de Guerra nº. 778 celebrado en Alicante el 31 de Agosto de 1939 ontra Salustiano, un testigo declaró que éste “… impidió que le dieran el paseo a un sacerdote…”. Se trataba del Vicario del pueblo, Jesús Navarro Segura. Es preciso señalar que aunque Salustiano Espí no compartía la forma de pensar y actuar de la iglesia, nunca su ideología lo inclinó a ejercer ninguna violencia o atropello hacia ésta.
Los tribunales especiales formados apresuradamente en agosto de 1936 se apoyaban en las leyes vigentes de la República y su espíritu no era otro que el evitar con sus resoluciones los asesinatos incontrolados conocidos por “paseos”, que ciertos grupos llevaban a cabo al margen de la ley. Estos tribunales estaban compuestos por una parte oficial formada por jueces, abogados y fiscales de carrera, y se complementaba con un jurado popular elegido por las organizaciones que formaban el Frente Popular. Salustiano Espí formó parte de los jurados de cargo que el Partido Socialista nombró para decidir el veredicto de los apresados y acusados de conspirar en Petrer. Aunque su firma no se encuentra en la sentencia, al acabar la guerra fue acusado falsamente en el Consejo de Guerra de decidir la muerte de los ocho conspiradores derechistas de Petrer.
Salustiano marchó voluntario con 21 años al Frente de Guadarrama. Ingresó el 30 de julio en el Batallón Octubre 11, junto con Remedios Jover “La Casera”, Francisco Beltrán, Vicente Aracil, Ventura Micó y tantos otros de la localidad. Tenía veintidós años cuando es ascendido a sargento en 1937 y a teniente un año después, formando parte de la 83 Brigada Mixta. Meses más tarde, vuelve al pueblo como guardia de Asalto y es nombrado administrador de la finca “El Poblet”, incautada desde el comienzo de la guerra para ser utilizada como colonia infantil, primero, y como Hospital de Sangre, más tarde. Es sabido que el último gobierno de la República, con su Presidente Juan Negrín, residió en esta frondosa y discreta finca hasta su partida apresurada el 6 de marzo de 1939 tras el golpe del Coronel Casado.
Los últimos días de la guerra, Salustiano fue detenido en el Puerto de Alicante y Conducido al campo de concentración provisional de “Los Almendros”. Como miles de republicanos, sufrió el hambre y el frío del lugar hasta que días después fue conducido al campo de Albatera, meses más tarde a la prisión de Orihuela y, por último, a la Cárcel de Adultos de Alicante.
Acusado de Adhesión a la Rebelión, en una aplicación de “la justicia al revés”, Salustiano fue condenado a muerte. El Consejo de Guerra le atribuía ser el causante de todos los males, detenciones, asesinatos, robos y destrucción de objetos sagrados… En realidad, con Salustiano se juzgaba a toda la juventud de España que luchaba por defender la libertad y los avances sociales y económicos de la II República. Miguel Hernández en su poema “Nuestra juventud no muere” escribió: “No hay nada negro en estas muertes claras. / Pasiones y tambores detengan los sollozos. / Mirad, madres y novias, sus transparentes caras: / La juventud verdea para siempre en sus bozos”.
El 15 de noviembre de 1939, un fiscal teniente médico certificó “… que a las seis horas del día de hoy ha reconocido el cadáver de Salustiano Espí Reig fallecido a consecuencia de heridas de armas de fuego…”. Salustiano no estuvo solo ante la muerte, pues 27 compañeros de prisión estuvieron a su lado afrontando con dignidad el pelotón de fusilamiento. Escribe Enrique Cerdán Tato que esa madrugada “… hasta los muros del Reformatorio alicantino se conmovieron con las estrofas de la Internacional”. El comandante militar Etelvino Vega, curtido como Salustiano en los combates de la Sierra de Guadarrama, estaba entre ellos. Francisco Maestre, abogado del Tribunal Popular de Alicante y militante de Izquierda Republicana de Elda, iba atado a Salustiano camino de la ejecución.
Escribe José Espí en sus memorias: “Llegué al Reformatorio, esta era la cárcel provincial a la que íbamos destinados todos los penados… A mí me acompañaba la esperanza de saber el destino de mi Salustiano. Esperaba encontrarlo en este centro de acumulación humana. Hacia tanto tiempo que no le había visto que, francamente, tenía ganas de pasar una hora con él… El llavero me mandó que le siguiera. Primero me llevó por la planta baja para encontrar una celda vacía. Llegó a una de ellas y me dijo “¿Quieres quedarte esta? De aquí, hace unas noches sacaron a Salustiano Espí, por tal, si quieres, puedes quedarte en ella”… Yo no hacía más que indagar para encontrar a alguien que me informara de la manera que salió o se comportó, cuando aquella noche fatal fueron por él. Algunos de los más enterados me dijeron que, en la fatal noche, sacaron a treinta y siete (sic), entre éstos a un tal Maestre, abogado de Elda. Fue el que hizo pareja con mi hermano. Me contaron que todos marcharon a la muerte con un temple inmejorable. Los vivas a la República atronaban aquellos mortales pasillos del funesto tubo”.
A continuación se reproduce la carta de despedida que Salustiano Espí dejó a sus padres, que dice así:
“Queridos padres, hermanos y sobrinos. El destino quiere que os deje. Lo pide la justicia del caudillo y todo en España será así. Yo siento por Vds. que padecerán una criminal tiranía. A mí alrededor todos, ciudadanos, militares y curas disfrutan de esta noche trágica en la que muchos compañeros caen conmigo. Ya saben todos mis hermanos y sobrinos que la tierra que pisan está regada con la sangre de muchos seres humanos. No pido venganza sangrienta. Pero sí es mi voluntad que, si es posible, no hagan caso de mitos religiosos. Yo soy marxista y no me creo equivocado.
Todavía me quedan dos hermanos, los que sabrán poder deducir de esta última cuartilla y lo que en ella quiero decir. Deseo para los trabajadores, en el futuro, un solo camino: Unión de Hermanos Proletarios. De esta forma, un día llegará que nuestra sangre será vengada.
Vds. y todos saben mi conducta en Petrel. Les pido que hagan llegar al entendimiento de mis familiares, venidos y por venir, que jamás por mi pensamiento ha pasado ninguna idea criminal, que siempre he sido justo y honrado y, por este delito se me destierra del mundo de los vivos y encarnecido por la Religión.
Mucho más extenso quisiera ser, pero el nerviosismo no me deja parar y no me extiendo más. Adiós para siempre, en la eternidad les espero. Me voy sin sufrir por mí, pero sí por unos padres, hermanos y sobrinos a los que deseo que sean más afortunados que yo. No se arrepientan de que yo haya sido voluntario para luchar frente a un fascismo como el que esta triste y desolada España, sufre. Ese fascismo mundial y la religión son los enemigos comunes del trabajador. Lo demás es secundario.
En los últimos momentos de mi corta existencia –25 años- mis pensamientos solo son para mi familia en vida. Para mi hermano Vicente, para la que fue en vida, mi querida novia Antonia Reig. Nada más, yo, a morir y vosotros a seguir la lucha contra el capitalismo.
Una memoria para mis amigos y un abrazo de fraternidad para mis padres, hermanos y sobrinos. Hasta la eternidad. Salustiano Espí Reig”.
Bonifacio Navarro Poveda